El tranquilo pueblo de Wildegrens se sumerge en la oscuridad de la noche, y el tañido de una campana de medianoche resuena entre sus calles. Los aldeanos, temerosos, cierran sus ventanas y se resguardan, presintiendo una presencia inquietante que acecha en las sombras. Extraños sucesos han sumido a la comunidad en el caos: cosechas marchitas, muerte de animales y la misteriosa desaparición de vecinos.
En medio de este oscuro panorama, las miradas acusatorias se vuelven hacia unas mujeres señaladas como brujas, sospechosas de tratar con fuerzas malignas. El temor se cierne sobre el pueblo, alimentado por la incertidumbre y el desconocimiento de lo que acecha en la noche. Las mujeres, presuntas brujas, se reúnen a espaldas de la vieja escuela, desafiando las sospechas con sus acciones secretas.
Bajo la tenue luz que se filtra desde un farol, las dos mujeres intercambian un gesto de complicidad antes de adentrarse en la oscuridad del bosque. La sombra de su figura se pierde entre los árboles, desatando rumores y temores entre los aldeanos, quienes observan con temor a lo desconocido que se oculta más allá de las fronteras del pueblo.
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